lunes, 20 de enero de 2014

Ana y Pablo ( Un Hecho Erotico)

Ana y Pablo (Un Hecho Erótico) Antes de iniciar la historia, quiero hacer una prelación de lo que me ha pasado. Lo que aquí narro no lo he vivido, como los demás escritos eróticos, que se pueden encontrar y leer en mi blog, sino que me lo han contado en una circunstancia particular. Los detalles de lo acontecido, por tanto, no pueden ser tan precisos como en otros casos. Los nombres han sido elegidos, al azar, para no ocasionar molestias a los protagonistas, aunque estos se mostraron muy contentos cuando les propuse escribir una historia contando se experiencia. Todo esto empezó hace unos 5 días, cuando fui a pasar una semana a Italia para visitar a mi familia. Cuando estoy en Florencia, no tengo la costumbre de salir, prefiero quedarme en casa dedicado a leer y a escribir. Ahora con esa maravillosa ciudad no tengo nada en común, ya que vivo fuera desde hace muchos años. Nada en común... excepto los amigos, que son los mismos de cuando yo era un niño. Nuestra amistad nunca se ha visto afectada por la distancia. Diría que todo lo contrario. Cada vez que estoy en Florencia, todos me invitan a visitarlos a sus casas. Justo en esos días uno de ellos cumplía años, y todos los viejos amigos del grupo se reunían con sus mujeres a su casa para celebrarlo. Cuando se enteraron de mi presencia en Florencia m invitaron sin dejarme elección. Cosa que yo acepté de buen gusto. Como se indicaba en el programa, todos estaban en parejas. Más o menos 20 personas. Yo me presenté solo. Conocía a la mayoría de ellos, pero a 3 de las parejas presentes no las había visto nunca. Después de haber cenado y bebido varias botellas de buen vino de la Toscana, nos sentamos en la sala de estar para hablar de esto y de lo otro y contar cada uno su vida. Algunos tomaron asiento en el sofá puesto uno frente al otro; otros, en los sillones que estaban cerca de la mesa. Las chicas cruzaron las piernas, y se sentaron sobre una grande alfombra en el centro de la sala de estar. Llamé la atención de la mayoría de ellos, cuando anuncié que vivía en Barcelona. Que me encantaba escribir. Y que escribía también relatos eróticos, siempre que fueran experiencias propias. Les aconsejé leer mi blog y no perderse en cualquier caso mi última historia que viví hace unos 15 días en el Hotel Arts de Barcelona. El Hotel más conocido de la capital Catalana. Es el hecho más extraño, más raro y más erótico, que he vivido durante los últimos 20 años que habito en esta hermosa ciudad. Querían conocer los detalles. Me quede sólo con algunos de ellos. Sin embargo, conseguí librarme de explicarlo, al decirles que lo podrían leer al final de enero en mi blog. Una de las tres parejas decidió relatar, lo que vivió este verano en Croacia. Mi amigo Gianni, propietario de la casa, tomó dos botellas de vino <> que abrió para la ocasión. Bajó un poco las luces de la habitación, y puso un disco de música clásica, para dar un poco de ambiente al todo, y relajar los protagonistas de nuestra historia. Pablo, un hermoso muchacho moreno, con los ojos vivos, el pelo corto y poca barba. Un físico atlético y una personalidad alegre e ingeniosa, característica de las personas inteligentes. De hecho, él lo era. Ana, una hermosa muchacha del sur de Italia, de Sicilia. Piel bronceada, cara angelical con dos ojos negros como el carbón, labios carnosos y sensuales. Pelo rizado y cuerpo como el de una brasileña. Un buen culo y los pechos, a pesar de su tamaño, duro y firme. Casados desde hace unos cuatro años, 38 años el; 33 años ella. Pablo, sentado en el sofá con Ana que lo abrazaba, inició con la calma y con voz profunda a contar su historia. Me encantan estas manifestaciones espontáneas en declarar ciertos secretos, tan íntimo. Pero ninguno de nosotros podía imaginar lo que iba a escuchar: <> -Pero perdona Pablo- - le digo, tratando de tirar un poco de gasolina encima del fuego - ¿No te molestaba ver a tu esposa, que estaba siendo violada por una mujer? ¿No estabas celoso? -No en absoluto -me dice esbozando una sonrisa pícara - Tenía curiosidad por ver qué pasaría. Con el carácter de Ana, verla obligada a hacer algo que no quería, me excitaba mucho. También he pensado come hubiera reaccionado en una situación similar, si, en lugar de una mujer hubiese encontrado con un hombre, - sonríe y continúa: <>. -Pablo no te entiendo, de verdad... – Insisto de nuevo para hacer la historia más emocionante- Tu esposa era violada por una desconocida, ¿y tu no hacia nada? - ¡Pero yo estaba allí!, escondido - dice casi en tono de disculpa - No podía y no quería intervenir. Era la primera experiencia de Ana con otra mujer. La idea de verla tener sexo con una mujer siempre me ha dato mucho morbo, imagínate con una desconocida. Y, además, seamos sinceros... se estaba muriendo de placer. -¡Pero que dices loco! –Dijo ella con una sonrisa - - ¿Quieres decir que no te gustaba? Insiste el. - Bueno... me excitaba mucho. Era una situación nueva y muy inusual. No sabría decirte. - Lo sabia…lo sabia – dijo el satisfecho- déjame seguir…please <>. - Pablooooo –intervino ella - por favor, no digas tonterías -Vamos - dijo él - Estoy diciendo la verdad. ¿No hay nada malo no? <>. Desde ese momento, después de hablarlo, nuestra relación sexual ha crecido en intimidad y en complicidad. Estamos mucho más unidos que antes. Ana sentada en el sofá junto a Pablo, ha escuchado la historia sin decir nada. Pablo está contento con la experiencia probada y parecía muy feliz, y ella también. Yo tenía un poco de curiosidad, y quería continuar la conversación. Ninguno de nosotros esperaba una declaración tan explícita. -Perdona Anna- le dije - ¿Qué estabas pensando en ese momento? Quiero decir... ¿No tenia la sensación de traicionar a tu marido? y luego disculpa... ¿Por qué te dejaste llevar, dato que nunca ha tenido una experiencia con una mujer? Con una sonrisa pícara, pero muy perspicaces e inteligente empezó con esa voz dulce y sensual de la mujer típica de Sicilia, a contar su visión de las cosas. -Al principio yo no entendía las intenciones de esa mujer y pensaba que era una broma. Cuando me di cuenta de lo que podía pasar traté de liberarme, de escapar, pero ella era más fuerte que yo. Demasiado fuerte. Me tomó por sorpresa y no pude evitar que me besara. Sin darme cuenta me dejé arrastrar y le devolví aquellos besos tan intenso que me daba. Sentí un fuego dentro de mí por ese contacto que no puedo explicar. Me entusiasmaba mucho. Jadeaba de miedo, pero perdí el control. El orgasmo que probé, el primer orgasmo, me hizo temblar e invadir el cuerpo por temblores de placer. Cuando me obligó a lamer entre sus piernas su coño, a pesar de que nunca lo había hecho antes, me invadieron sensaciones extrañas. Ella se movía hacia atrás y adelante refregando su coño su mi cara. Utilizaba mi lengua como si la estuviese follando, como si fuera un miembro masculino. En un momento dado, empezó a moverse por sí misma, manteniendo con la fuerza mi cabeza en medio de sus piernas. Ese tipo de violencia que he tenido que soportar, aquella sumisión a su voluntad, en la que ella me obligó, por un momento empezó a gustarme mucho. No me preguntes por qué. No puedo responder .No lo se. Cuando me tenía amarrada con sus manos sus golpeándome con fuerza contra la pared, y yo no podía liberarme, me sentía su esclava. Una cosa, un objeto de su posesión. En ese momento ella hubiera podido hacer de mi lo que quería, y yo hubiera sucumbido a todas sus demandas. La violencia ejercida sobre mí, me daba una sensación extraña. Me sentía obligada a cumplir sus órdenes. No tenía la fuerza para rebelarme. Ni física ni siquiera mental. Y a decir verdad, en ese momento yo no quería irme. Tenía curiosidad, morbo, deseo, por ver qué pasaría. Llegué al orgasmo tres veces de una manera que nunca había probado. Bestial, animal. Cuando me filtraba la lengua entre mis piernas chupando mi coño, y después la introducían dentro de mí. O cuando chupando mi clítoris, lo tomaba a veces entre sus labios apretándolo suavemente. O cuando tendida en el banco, se puso a lamerme el orificio del culo, y a veces introduciéndome su lengua dentro, me gustaba muchísimo, me daba un placer que no puedo describir. Quería ser poseída por aquella lengua grande y dura. Cuando ella introdujo sus dedos dentro de mí, y a veces lo juntaba para darle más espesor y hacerlos parecer a un gran miembro de un hombre, que movía en modo circular, o empujándolo hasta el fondo, me daba un placer indescriptible. Y luego, cuando me estaba chupando los pezones y a veces me hacia sentir sus dientes, y con una mano me frotaba mi clítoris, no me pude resistir, y llegué a un orgasmo increíble. Una violencia que me encantaba. Sentirse una puta con el hombre que amas es una sensación maravillosa, única, pero yo la he probado también con una mujer. Debo decir que fue una experiencia muy agradable. Diría maravillosa. -¿Lo haría de nuevo? -le pregunté curioso- - Sin duda – me dijo sin vacilar intercambiando un mirada cómplice con Pablo- Y el alma pregunta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario